Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La Historia en imágenes.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y no seré yo el que contradiga el sabio refranero popular. Con esta motivación, precisamente, nace esta sección. Intentaré traer a este espacio imágenes significativas, imágenes que nos sirvan para identificar y reflexionar, por qué no, sobre una época determinada de la Historia.
Para empezar, haremos referencia a una etapa de nuestro pasado reciente, el Franquismo; Ha sido una etapa denostada hasta extremos irritantes, considerado como un momento oscuro en nuestro devenir histórico, y por lo tanto, mal valorado. Que no se me mal interprete, no es Franco santo de mi devoción, más bien todo lo contrario, pero a veces, el desconocimiento de la Historia, nos hace deformarla y no valorarla en su justa medida. La imagen, señores, no tiene desperdicio...

Como se observa, vemos a dos crios saludando mano alzada hacia un cartel de Franco dónde se puede leer: "Franco, Caudillo de Dios y de la Patria. El primer vencedor en el mundo del bolchevismo en un campo de batalla".
Si bien el franquismo no puede ser considerado como un régimen fascista estricto, al estilo del de Mussolini o Hitler, bien es verdad que denota muchas de sus características. La referencia a Dios, común durante el régimen, recuerden las monedas que muchos de nosotros hemos manejado, dónde se podía leer: "Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios"(¡toma ya¡), o el odio eterno al comunismo, quedan aquí plasmados. Por otro lado, el culto al lider, común en todos estos regímenes, queda más que suficientemente reflejado en la instantánea. Es la esencia misma de la imagen.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo hay un problema con esa fotografía, el cartel es falso. Desde el enunciado - Franco Caudillo de Dios??? y de España. El lema siempre fue, el acuñado en las monedas -Caudillo de España por la Gracia de Dios-. Hata la tipografía que se emplea en el cartel. Una pena que la gente se empeñe, por la razón que sea, en deformar lo que de otra manera serían excelentes archivos de documentación histórica.