Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

sábado, 23 de abril de 2011

"Entre una rosa y un clavel..."

No voy a esconder las ganas que tenía por traer a este espacio a una de las figuras más importantes de la literatura española, Don Francisco de Quevedo y Villegas. Figura destacada del Siglo de Oro, supo reflejar en su obra la decadencia que consumía a España.

Francisco de Quevedo.
Nació en Madrid en 1580, de familia acomodada, estudió en los jesuitas, cursando estudios de Teología y Matemáticas en Valladolid.
A parte de su producción literaria, se dedicó a la política, desempeñando diversos cargos como consejero del duque de Osuna en Italia. Al morir éste fue desterrado a Torre de Juan Abad en 1620. Con la subida al poder de Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, más conocido como el Conde-Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV, volvió a la corte, llegando a convertirse en secretario del monarca, lo que significará el culmen de su carrera política. Unos escritos aparecidos en 1639, donde se criticaba la política del Conde-Duque, y que fueron atribuidos a su persona, le valdrán su desgracia, siendo encarcelado durante cuatro años en el convento de San Marcos de León. Tras ser liberado, ya achacoso y enfermo, se retira a Torre de Juan Abad, muriendo un año después.
Como literato inició el Conceptismo, consistente en utilizar el mínimo de palabras, expresando a través de ellas la máxima idea. Su estilo conciso e ingenioso, rivalizó con el culteranismo, cuyo principal representante fue Luis de Góngora, su acérrimo rival y enemigo.
Detalle de la obra "El Buscón".
Su producción literaria es amplia, cultivando diferentes géneros. Destacan su única novela, "La vida del Buscón llamado Pablos" , de género picaresco, tratados de carácter político (Política de Dios, gobierno de Cristo") o tratados de caracter filosófico y moral. Cultivó excelentemente el estilo satírico, alcanzando su máxima expresión con la obra "Sueños", donde describe las costumbres de su época. Destacado poeta, sus temas fueron muy variados, desde poesía política a temas burlescos, destacando en este caso su soneto "érase un hombre a una nariz pegado".
Autor controvertido, manifestó en su obra la desilución, la melancolía y la muerte, reflejo de la España de su época.

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