Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

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viernes, 3 de mayo de 2013

El turismo en España.

La importancia del sector turístico en España es más que patente con sólo echar un vistazo a las estadísticas: representa el 10,2 del PIB del país y emplea al 11,5 de la población activa. En el año 2010 España fue el país de la Unión Europea con más pernoctaciones y el cuarto país del mundo en número total de turistas, superando los 52 millones de visitantes. Estos datos proporcionan al país un  enorme superávit que permite equilibrar la balanza de pagos del Estado, convirtiendo a este sector en el verdadero dinamizador de la economía española en este momento.

Para conocer el despegue del sector turístico en España hay que retrotraerse a los años sesenta del siglo pasado. El Franquismo apostó decididamente por el turismo (a todos nos vendrá a la mente aquel famoso eslogan: "Spain is different"), convirtiéndose en uno de los puntales del gran desarrollismo español, lo que permitió niveles de crecimiento económico nunca conocidos. Hoy en día es considerado como un sector estratégico, sometido a continuas acciones de estimulación por parte de los diferentes gobiernos de España, conscientes del enorme peso económico de esta actividad.
El desarrollo del turismo en España se ha visto favorecido por una serie de factores; unos climáticos, derivado de su diversidad climática, lo que permite ofrecer tanto turismo de sol y playa como nieve; otros geoestratégicos, pues se encuentra muy próximo a los centros demandantes de servicios turísticos, o socioculturales, donde destaca el enorme patrimonio cultural del que dispone.
Como ya hemos comentado, el despegue del turismo en España tiene lugar en la década de los años sesenta del siglo veinte. En 1960 llegaron a España unos 6 millones de turistas, iniciando un crecimiento que será constante hasta los años setenta, década en la que la crisis del petróleo provocó un descenso en el número de visitantes. No será hasta mediados de los años ochenta cuando se recuperen cifras anteriores, continuando un ascenso que llega hasta nuestros días.
Consciente de su valor en el conjunto de la economía, España ha sabido adaptarse a la demanda turística invirtiendo tanto en infraestructuras (autopistas, aeropuertos etc.) como en instalaciones hoteleras, pasando de las quinientas mil plazas en 1970 a más de un millón a finales de los años 90.
El turismo que llega a España es de tipo medio, aunque también recibe un turismo de alto nivel localizado en la Costa del Sol (Marbella, Torremolinos) o Baleares (Palma, Ibiza). Es además un turismo de estacionalidad centrado sobre todo en verano y primavera, un periodo bastante amplio si lo comparamos con otros países del entorno.

Países de origen del turismo en España.
En cuanto a los lugares de origen de este turismo destaca Europa occidental, de donde proceden casi el 95% del total, sobre todo de Gran Bretaña, Francia y Alemania. Estos turistas suelen contratar los viajes en sus países natales a través de turoperadores, compañías que monopolizan la oferta turística española. La forma más habitual es mediante la contratación de paquetes turísticos, mucho más económicos, y que ha redundado en cierta forma en un descenso de la calidad de nuestra oferta frente a otros países que venden un turismo de mayor calidad (Francia, Italia, Turquía). De todos modos, los últimos acontecimientos derivados del terrorismo islámico ha favorecido al caso español, pues ha derivado el turismo desde los países árabes vecinos a nuestro país.

La Alhambra y las cumbres de Sierra Nevada al fondo.
 El turismo nacional también ha experimentado un enorme crecimiento, algo que ha sucedido paralelamente al crecimiento del nivel de vida de los españoles, centrado sobre todo en el turismo de sol y playa.
El turismo interior es por lo general cultural (exceptuando los deportes de invierno), con una oferta cultural y monumental muy variada, destacando ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla o Granada, donde la Alhambra es el monumento más visitado del país.
Destacar el crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo rural, opción por la que se decide sobre todo el turista nacional.
El turismo de nieve se centra en los Pirineos y Sierra Nevada, la estación de esquí más al sur de Europa.
Las grandes zonas turísticas son sin duda la costa, sobre todo la mediterránea y la sur-atlántica (Costa de la Luz, costa del Sol, el Levante o la Costa Brava). Estas regiones cuentan con un clima mediterráneo que asegura muchas horas de sol anuales además de temperaturas óptimas para el turismo de playa.
Es de destacar el caso balear, pues supone una cuarta parte de la oferta hotelera nacional y recibe un tercio del turismo. Las playas gaditanas y onubenses también son muy visitadas, generalmente por turistas nacionales. Las Islas Canarias, gracias a su localización tropical, disfrutan de un clima excelente durante todo el año, lo que las ha convertido en un destino turístico preferente.

Principales áreas turísticas en España.

Pero este proceso también ha generado aspectos negativos, sobre todo en lo referente al medio ambiente. La especulación del suelo o la excesiva urbanización, la cual ha sido en muchos casos espontánea y no planificada, han provocado consecuencias a nivel medioambiental.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los conjuntos morfoestructurales de la Península Ibérica.

El relieve de la Península Ibérica es el resultado de una larga evolución geológica en la que se han sucedido fases de orogenia y fases de erosión y sedimentación.
Las fases de orogenia corresponden a las Eras Primaria y Terciaria, en las que la Península se vio afectada por los plegamientos herciano y alpino respectivamente. Por el contrario, las Eras Secundarias y Cuaternarias se correspnden con épocas de erosión y sedimentación.
Como fruto de este proceso el relieve peninsular responde a unas características muy específicas que explican su peculiaridad. Estas características serían:
 - Elevada altitud media. Sobresale la elevada altitud media de España, 660 m, lo que supone más del doble de la media europea. España es el segundo país más montañoso de Europa, tras Suiza (1300 metros). Por otro lado reseñar que más de la mitad de su territorio, concretamente el 58%, se encuentra por encima de los 600 metros. Esta elevada altitud se explica, sobre todo, por la gran extensión que ocupa la Meseta, una elevada llanura central que se encuentra entre los 600 y 800 metros de altitud sobre el nivel del mar.
- Disposición periférica del relieve. El relieve peninsular se configura como un gran cordón montañoso que delimita a la Meseta. Se trata de una serie de relieves que la bordean, salvo por su zona occidental y que ha tenido como consecuencia el aislamiento del interior peninsular.
- La forma maciza y compacta del litoral. La costa peninsular presenta un contorno nítido y poco recortado, con pocos entrantes y salientes. Destaca en este aspecto la costa cantábrica, de trazado extraorinariamente rectilinio, o el litoral mediterráneo, conformado por grandes óvalos que comienzan en el Golfo de Cádiz y terminan en el Delta del Ebro.


Teniendo en cuenta estos rasgos reseñados, su evolución geológica y la naturaleza litológica de la Península, se pueden distinguir tres grandes conjuntos morfoestructurales:
 - Macizos antiguos. Tienen su origen en el Paleozoico, constituido, por tanto, por los materiales más antiguos. Este conjunto fue afectado por la orogenia herciana, más tarde arrasado por la erosión y finalmente deformado por el plegamiento alpino. Constituyen el zócalo del relieve peninsular y está integrado por la Meseta, Macizo Galaico, Montes de León, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Sierra Morena, Sistema Central, Montes de Toledo y Cordillera Costero Catalana.
- Cordilleras alpinas. Están formadas por materiales jóvenes y son producto del último gran plegamiento alpino de la Era Terciaria. Lo conforman los Pirineos y los Sistemas Béticos.
- Depresiones. De éstas, unas se formaron en el zócalo paleozoico (cuencas del Duero, Tajo y Guadiana) y otras ocupan antiguos golfos marinos, colmatados a partir del depósito de sedimentos procedentes de las cordilleras alpinas (depresiones del Ebro y del Guadalquivir).

martes, 8 de noviembre de 2011

La distribución de las precipitaciones en España.

Las precipitaciones, junto con las temperaturas, conforman los dos elementos básicos del clima.
 La pluviometría española tiene dos características principales: valores muy desiguales y puede ser calificada, en general, como baja.
Por término medio llueve más en el norte que en el sur, y también decrecen las precipitaciones de oeste a este. La razón está en que el norte se encuentra más cerca del camino de las depresiones atlánticas, las cuales penetran en la península por el Norte y Noroeste, siguiendo una trayectoria Sur-Sureste.
Por otro lado, el relieve supone un importante factor para la distribución de las precipitaciones y es que el cinturón de sierras periféricas provoca que el interior sea más árido.



A partir del mapa de precipitaciones medias en la Península Ibérica podemos distinguir tres grandes áreas:

- La España húmeda es aquella que recibe precipitaciones anuales abundantes, superiores a los 800 mm, con algunos puntos donde se superan los 2000 mm (por ejemplo Grazalema).
Representa el 24% de la Península y comprende las vertientes noroeste y norte peninsular, comprendiendo una franja continua que va desde Galicia a Cataluña. Se incluyen también algunos puntos aislados como pueden ser ciertos sectores de las cordileras Béticas, las zonas más elevadas de la cordillera Ibérica y puntos localizados de los Montes de Toledo y Sierra Morena.

- La España seca, que abarca una amplia zona en las que las precipitaciones se sitúan entre las 300 y 800 mm. Abarca el 72% del territorio peninsular e incluye las dos submesetas, los valles del Ebro y del Guadalquivir, zonas de Levante y Cataluña, y la mayor parte de los archipiélagos.

- El paso de la España húmeda a la España seca se realiza a través de una zona de transición (España semihúmeda) en la que las precipitaciones se sitúan en valores entre los 600 y 800 mm anuales, área que se extiende por la vertiente meridional de los Pirineos, la Cordillera Cantábrica y el sector occidental de ambas Mesetas.

- La España árida se corresponde con aquellas regiones donde las precipitaciones se sitúan por debajo de los 300 mm anuales. Representa el 4% del territorio peninsular y se localiza en su mayor parte en el sudeste peninsular y el flanco levantino. También se incluyen algunas comarcas dispersas del interior peninsular, como las antiplanicies granadinas y el bajo Ebro.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El cereal en España.

Los cereales constituyen el mayor y más importante cultivo en España en cuanto a superficie labrada, ocupando casi la tercera parte (32%).
La tendencia de los últimos años ha sido descendente, disminuyendo el espacio destinado a estos productos en casi un millón de hectáreas, en beneficio de otros cultivos, sobre todo del girasol.


Del conjuno de cereales es la cebada la que ocupa la mayor extensión, destinada tanto a uso industrial (cerveza) como ganadero (fabricación de piensos animales). El trigo, superado por la cebada desde los años setenta, ocupa el segundo lugar. El tercero en discordia, en cuanto a superficie cultivada, es el maíz, que por sus exigencias de agua se da bien en la España húmeda. Además, la mayor parte de su producción se destina al consumo animal.
El sistema tradicional de cultivo más extendido en los cereales era el secano en año y vez (consiste en dejar descansar la tierra, labrándola pero no cultivándola, el año que precede al del cultivo del cereal), pero la superficie en barbecho se reduce cada vez más debido a la introducción de cereales de ciclo corto en combinación con los cultivos industriales (remolacha, girasol o algodón).
Las áreas más representativas en el cultivo del cereal están en las campiñas andaluzas, las dos Castillas y Extremadura.
Otro cereal importante por sus elevados rendimientos es el arroz. Su cultivo se localiza en tres áreas muy específicas: las Marismas del Guadalquivir (Sevilla), Delta del Ebro (Tarragona) y la Huerta Sur de Valencia.

El olivar en España.

El olivar constituye un cultivo con un enorme peso cultural en España, sobre todo en la mitad meridional de la Península y algunas áreas de Cataluña y Aragón.
Se trata de un cultivo arbóreo muy resistente a la sequía estival, mayoritariamente de secano, aunque cada vez más aumenta la superficie con riego artificial.

Extensión del cultivo del olivar en España.

España ocupa, a nivel mundial, el primer puesto, tanto en superficie dedicada a cultivo del olivo (2´2 millones de hectáreas), como en producción de aceite de oliva (40% de la producción mundial).
El olivar supone el 9´2% del PIB de la provincia de Jaén.
El cultivo del olivar constituye un excelente ejemplo de monocultivo en la región andaluza, donde se concentra el 60% de la producción nacional. La mayor especialización corresponde a las provincias de Jaén y Córdoba.
Junto a las variedades propias de aceituna de almazara (para la producción de aceite), también tiene una considerable importancia comercial las variedades de aceituna de mesa, con una producción anual de 200.000 toneladas.

El olivar andaluz.
Sin embargo el olivar español se encuentra sometido a una importante presión por parte de la política agraria de la Unión Europea, la cual tiende a limitar su producción, adjudicándole cuotas muy por debajo de las cifras reales de producción. Además el precio del aceite es elevado, debido a su escasa mecanización, por lo que sufre la competencia de otros aceites más baratos. Para paliarlo, se ha fomentado en los últimos años la venta de aceite de calidad (aceite "virgen", no refinado), mediante la creación de denominaciones de origen.

La densidad de población en España.

La distribución espacial de la población española es el resultado de varios factores: por un lado hay que acudir a razones históricas, que más tarde abordaremos, condicionantes físicos del espacio, y al importantísimo proceso de urbanización que sufre el país, con una fase máxima entre 1950 y 1975, que va a acentuar los desequilibrios existentes.
Pero antes de entrar en harina, habría que comenzar por definir el concepto densidad de población, que aunque simple, no todo el mundo tiene claro. Podríamos decir que es la relación existente entre el total de individuos de una población y la extensión (superficie) del territorio donde viven, expresado en habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km2).

Densidad de población en España.

La densidad poblacional de España es de 92 hab/km2, muy cerca de la media europea (115 hab/km2). Sin embargo este valor medio esconde claros desequilibrios espaciales entre áreas densamente pobladas y otras prácticamente despobladas. Ésta es una de las características de la densidad de población en España y es que existe un gran contraste entre las regiones costeras, que presentan densidades más elevadas, y las del interior, claramente menos pobladas.
Las grandes concentraciones de la periferia se localizan en las rías gallegas (Vigo, Santiago, A Coruña), litoral astur-cántabro (Oviedo, Gijón, Santander), costa del País Vasco (Bilbao, San Sebastián), litoral catalán, costa levantina (Valencia, Elche, Alicante, Murcia), Costa del Sol, Golfo de Cádiz (Cádiz-Jerez) y el Valle del Guadalquivir (Sevilla, Córdoba).
Esto contrasta con el vacío existente en el interior, donde sólo resaltan Madrid, la capital del reino, y ciertos enclaves urbanos, como Zaragoza, Valladolid, León, Salamanca o Albacete. En el resto del territorio interior, áreas castellano-leonesas, castellano-manchegas, y gran parte de Extremadura o Aragón, las densidades son bajísimas, oscilando entre los 5 y 10 hab/km2. Escasas densidades se registran además en las zonas montañosas, situándose por debajo de 5 hab/km2 en el Pirineo, Sistema Ibérico, Sierra Morena o Sistema Central.
Como apuntamos al principio la explicación a este desequilibrio centro-periferia hay que buscarla en cuestiones históricas.
Todo tiene su origen en la Edad Moderna, acrecentado en la actualidad. En el siglo XVI, las densidades más altas se registraban en el centro-norte peninsular. La crisis económica y demográfica del XVII, provocó movimientos migratorios hacia la periferia, de modo que en el siglo XVIII, la situación se había invertido.
En el siglo XIX se consolidó el desequilibrio: las regiones del interior siguieron perdiendo peso demográfico, mientras que la periferia y Madrid crecieron, gracias, sobre todo, al alto crecimiento natural y al desarrollo industrial (Madrid, País Vasco y Cataluña).
En el siglo XX estas diferencias se agudizan, sobre todo a partir de la década de los sesenta, durante la cual continuaron creciendo las regiones industriales (Madrid, País Vasco, Cataluña) y las áreas turísticas mediterráneas e insulares.

Densidad poblacional en España por provincias.


jueves, 3 de noviembre de 2011

La jerarquía urbana española.

La red urbana española conforma una tejido que organiza el territorio.
Las ciudades se caracterizan por su tamaño, pero también por las funciones que desempeñan, generando una serie de relaciones entre ellas que dan lugar a un eje nacional jerarquizado.




Las distintas categorías dentro de esta red serían:

A) Metrópolis nacionales: se encuentran en la cima del sistema urbano español. Se trata de Madrid y Barcelona. Su población supera los 3 millones de habitantes y desempeñan las funciones más especializadas y diversificadas (servicios muy especializados e industrias de alta tecnología). Su área de influencia se extiende por todo el territorio nacional, sobre todo Madrid, relacionadas además, con otras metrópolis internacionles.

B) Metrólpolis regionales: es el caso de Valencia, Bilbao, Zaragoza y Sevilla. Poseen una población entre los 500 y 1,5 millones de habitantes y cuentan con servicios de alto rango, sobre todo administrativos y comerciales. Tienen un área de influencia regional y mantienen relaciones intensas con las metrópolis nacionales.

C) Metrópolis subregionales o regionales de segundo orden: son el caso de ciudades como Oviedo, A Coruña, Vigo, Valladolid, Salamanca, Santander, San Sebastián, Pamplona, Mallorca, Alicante, Murcia, Granada, Córdoba, Cádiz, Tenerife y Las Palmas de Gran Canarias.
Tienen una población entre los 200 y 500 mil habitantes y cuentan con algunos servicios altamente especializados (por ejemplo universidad). Su área de influencia es subregional, o regional en caso de comunidades autónomas uniprovinciales. Mantienen relaciones intensas con las capitales regionales.

D) Ciudades medias: la mayoría son capitales de provincias no incluidas en los apartados anteriores. Su población está entre los 50 y 200 mil habitantes y sus funciones son fundamentalmente terciarias, aunque menos especializadas (administrativos, educativos y sanitarios). Algunas pueden poseer alguna especialización,como Avilés (Industrial) o Algeciras (portuaria). Su área de influencia es provincial.

E) Ciudades pequeñas o villas: tienen una población de menos de 50 mil habitantes. Sus funciones son mucho menos especializadas, aunque pueden contar con algunos equipamientos de cierta relevancia (educación secundaria y profesional). Son nudos de transporte para la comarca y su influencia se reduce al ámbito comarcal.

Como conclusión podemos decir que el sistema urbano español se caracteriza por un mayor grado de integración en el cuadrante nordeste, donde las cinco metrópolis principales mantienen fuertes relaciones.
En el resto del territorio nacional el grado de integración es más reducido. El área de mayor desconexión es el que rodea a Portugal, salvo Galicia. Las relaciones a lo largo del Cantábrico se debilitan hacia el oeste, y las relaciones entre la metrópolis andaluzas y levntinas son poco significativas.

Insolación y nubosidad en España.

La insolación puede ser definida como la cantidad de radiación solar que incide sobre la tierra en un periodo de tiempo determinado, expresada ésta, en número de horas en los que luce el sol. La nubosidad, es decir, la proporción de cielo cubierto con nubes, tiene una relación directa este fenómeno, por lo que abordaremos su comentario en conjunto.

Horas de sol al año en España.

En España los valores mínimos de insolación se dan en el norte: la franja cantábrica y pirenaica, donde nos encontramos con menos de 2000 horas de sol al año. Las zonas del litoral y las montañas se sitúan incluso por debajo, no rebasando las 1700 horas.
Logicamente es ésta la región peninsular con más días cubiertos (entre 150 y 180 al año), superándose en algunos casos la cifra del 40% de días cubiertos.

Por el contrario, en el sur, es donde se recogen los mayores índices de insolación. Todo el sector centro-sur de la Península se sitúa en torno a las 2800 horas de sol anuales, si bien en buena parte de Extremadura, Valle del Guadalquivir, la costa alicantina, costa murciana y en la costa del Sol, los valores ascienden a más de 3000 horas anuales. La Sierra de Grazalema (Cádiz) destaca, dentro de este entorno, por poseer valores más bajos, situándose en unas 2400 horas anuales.

En cuanto al número de días cubiertos, disminuyen de norte a sur, oscilando entre 30 y 60 días los valores mínimos (Andalucía, La Mancha, Extremadura y la costa mediterránea).

Otro factor con incidencia en la insolación es la niebla. Son frecuentes en invierno en las inmediaciones de los ríos, las antiplanicies y depresiones del interior. También son frecuentes en la costa atlántica (entre 40 y 60 días anuales en Galicia y el Cantábrico). Los niveles máximos se recogen en los medios montañosos, como en Montseny (Cordillera Costero Catalana) donde más de 200 días al año aparecen con niebla.

Por estaciones, los periodos de máxima insolación y más despejados se sitúan en verano, mientras que en los meses de invierno predominan los días cubiertos.


domingo, 30 de octubre de 2011

Las vertientes hidrográficas peninsulares.

La red de drenaje de un territorio se organiza en forma de árbol, de tal manera que los cauces más pequeños desembocan en otros más grandes, y estos a su vez en grandes colectores o ríos mayores. La cuenca hidrográfica es el espacio geográfico que drena las aguas a un determinado río. La vertiente es el territorio por donde discurren las aguas que van a parar a un mismo mar u océano.

Cuencas y vertientes peninsulares.


En la Península Ibérica se distinguen tres grandes vertientes hidrográficas:  la Atlántica, la Mediterránea y la Cantábrica. Esta disposición de la red viene determinada por el relieve. La vasculación de la Meseta hacia el Atlántico y el levantamiento en su borde oriental provocado por el Sistema Ibérico, junto con la línea que conforma la Cordillera Cantábrica al norte, determinan su configuración.
La convergencia de las tres cuencas se establece en el llamado Pico Tres Mares (Cordillera Cantábrica), denominado así por dispersarse sus aguas al Cantábrico por el río Nansa, al Atlántico a través del Pisuerga (afluente del Duero) y al Mediterráneo por el río Híjar, afluente del Ebro.
Desde el Pico Tres Mares la divisoria de aguas continúa por las serranías Ibéricas hasta las sierras de Cazorla y las Villas, continuando por las Béticas hasta el Campo de Gibraltar, tramo que delimita las aguas atlánticas (Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir) de las mediterráneas (Ebro, Júcar, Segura).
La vertiente Cantábrica queda delimitada por la propia cordillera,continuando por la Sierra de Meira, al norte de la provincia de Lugo.
De esta distribución de aguas en la Península se desprenden dos características esenciales:
- La disimetría, referida a la gran desigualdad en cuanto a extensión de las dos grandes vertientes, la Atlántica, donde drenan el 69% de las aguas peninsulares, y la Mediterránea, con sólo el 31%. El relieve y la inclinación peninsular hacia poniente, determinan esta característica.
- Por otro lado, la disposición en paralelo de las principales líneas montañosas de la Penísula (Cordilleras Cantábricas, Pirineos, Sistema Central, Montes de Toledo y Sierra Morena), provoca la organización del territorio ibérico en grandes cuencas hidrográficas, correspondiéndose con los grandes ríos peninsulares (Ebro, Duero,Tajo, Guadiana y Guadalquivir).
 

viernes, 21 de octubre de 2011

La variedad del roquedo peninsular.

La naturaleza y las propiedades de las rocas determinan las formas resultantes del relieve. Como consecuencia de su historia geológica, los tipos de rocas que conforman el sustrato del relieve peninsular es muy variado, dando lugar a una diversidad de paisajes.
Siguiendo la división clásica, la Península Ibérica presenta tres grandes conjuntos litológicos: la Iberia Silícea, la Iberia Calcárea y la Iberia Arcillosa.

El roquedo de la Península Ibérica.


La Iberia Silícea.
Predominan las rocas en cuya composición está presente el sílice o cuarzo (granito, cuarzita, pizarra).
Se encuentran principalmente en los terrenos más antiguos de la península, pertenecientes a la Era Primaria o Paleozoica. Su antigüedad explica lo desgastado de estos materiales debido a la erosión.

La Pedriza, en la sierra de Guadarrama (Madrid).
Ocupan todo el occidente peninsular, desde Galicia a Sierra Morena, con ramificaciones en el Sistema Central y Montes de Toledo. También se encuentran en el interior de los Pirineos y en menor medida en el Sistema Ibérico, las Cordilleras Costero Catalanas y la Cordillera Penibética.
Los paisajes más característicos son los llamados berrocales. Se trata de amontonamientos de bloques redondeados, en equilibrio unos con otros, fruto de la descomposición de la roca a través de las líneas de diaclasas (grieta en la roca que no implica deslizamiento de bloques).



La Iberia Calcárea. 
En estos paisajes el predominio pertenece a las rocas calcáreas (calizas, margas, travertino).
Son principalmente formaciones sedimentarias de la Era Secundaria o Mesozoico que sufrieron tras los movimientos alpinos del Terciario, por lo que están plegados.

Ciudad Encantada (Cuenca).
Su distribución presenta una forma de "Z" invertida que arranca de la costa de Gerona y comprende el sector externo de los Pirineos, las montañas vascas y el sector centro y oriental de la Cordillera Cantábrica. Sigue por buena parte del Sistema Ibérico y continúa por las cordilleras Béticas hasta Gibraltar.
El paisaje más característico es el que se origina por la disolución de las calizas en el llamado modelado cárstico. Importantes ejemplos serían el Torcal de Antequera (Málaga) o la Ciudad Encantada de Cuenca.


La Iberia Arcillosa.
Se trata de materiales sedimentarios depositados sobre los macizos antiguos y en el fondo de cuencas y depresiones no afectadas por movimientos orogénicos.
Se trata de arcillas, margas y también yesos y calizas de formación reciente, los cuales tienen su origen entre finales del Terciario y principios del Cuaternario.
Se extiende por las depresiones del Ebro, del Guadalquivir, del bajo Tajo y en las cuencas sedimentarias de la Submeseta norte y sur.

Tierra de Campos, Valladolid.
El paisaje característico es la llanura. Se trata de materiales blandos no afectados por plegamientos que dan lugar a llanuras suavemente onduladas (campiñas). Un ejemplo propio lo encontramos en la Tierra de Campos (Palencia y Valladolid). A veces la erosión de los ríos deja emergidos los materiales mas resistentes, son los páramos o mesas. Un ejemplo lo tenemos en las parameras del Duero, ejemplos de relieve tabular.
Cuando la erosión continúa, el páramo puede quedar reducido a un cerro testigo, como el cerro de San Cristobal (Valladolid) o el Cristo del Otero (Palencia).




jueves, 20 de octubre de 2011

¡ ESTO SE MUEVE ¡.

Pues si amigos, la tierra se mueve y no me refiero al planeta Tierra, que también, sino a la tierra que pisamos.
Fue el meteorólogo alemán Alfred Wegener quien en 1915 en su obra "El origen de los continentes y océanos", expuso su teoría de la deriva continental.
Según defendía Wegener en su obra, los continentes de la Tierra habían estado unidos en algún momento en un único y gran continente, un continente al que llamó Pangea (vocablo que procede del griego; "pan"=todo; "gea"=tierra). Más tarde este continente habría sufrido un proceso de fragmentación que provocaría la separación lenta y contínua de sus partes, hasta alcanzar, a lo largo de millones de años, la posición que hoy conocemos.


Se estima que Pangea se formó a finales del periodo Pérmico (hace 300 millones de años), cuando los continentes, antes separados (parece que este proceso se ha repetido varias veces a lo largo de los 4600 millones de años de existencia de la Tierra), se unieron en un sólo bloque continental, rodeado de un único océano planetario llamado Panthalassa.
Comienza su fragmentación entre finales del Triásico y principos del Jurásico (hace unos 200 millones de años) dando lugar, en un primer momento, a la creación de dos grandes continentes: Gondwana, al sur y Laurasia, al norte, separados por un mar, el mar de Tetis.
Posteriormente estas masas continentales continuarán su proceso de deriva y fragmentación, hasta alcanzar la distribución actual, calculada para hace unos 65 millones de años. Laurasia de subdividió, dando lugar a América del norte, Europa y Asia, mientras que Gondwana dio lugar a América del sur, Australia, Antártida, África y la India, más tarde incrustada en Asia y dando lugar a la creación de la cordillera del Himalaya.
Pero para la aceptación de esta teoría tuvieron que pasar algunos años, décadas más bien, pues hasta los años sesenta del siglo pasado, no fue considerada como válida por la comunidad científica internacional. En este aspecto tuvo una crucial importancia los estudios realizados en cuanto al paleomagnetismo. Según esto, algunas rocas al formarse, adquieren una carga magnética cuya orientación coincide con la que tendría el campo magnético terrestre en el momento de su formación. Estos análisis han podido determinar dónde se encontraban los continentes al formarse las rocas, corroborando esta teoría.

domingo, 14 de agosto de 2011

Los arrecifes de coral.

Los arrecifes coralinos son estructuras sólidas del relieve marino, las cuales resultan de la acumulación de corales pétreos. Con frecuencia suelen confundirse con rocas o plantas, aunque en realidad se trata de minúsculos animales llamados pólipos. Estos tienen la capacidad de fijar sobre sus tejidos el calcio disuelto en el agua marina, dando lugar a la formación de estructuras rígidas. Estos diminutos animales mueren, pero se mantienen las estructuras calcáreas sobre las cuales colonizan nuevos individuos.
Los arrecifes coralinos se desarrollan en aguas cálidas, por lo general en la zona intertropical, aunque también se constatan en zonas donde fluyen corrientes cálidas como en Florida o el sur de Japón.


Distribución mundial de los arrecifes coralinos.

Se distinguen tres tipos de arrecifes de coral:
-          Arrecife franja, localizados en el borde mismo de la costa.
-          Arrecife barrera, separados de la costa por un canal más o menos ancho.
-          Atolón, isla coralina, de forma circular por lo general y de diámetro variable. Poseen una laguna interior que puede tener hasta 30 metros de profundidad. Según la teoría expuesta por Darwin, y todavía hoy aceptada, estas islas coralinas se forman al producirse el crecimiento de los arrecifes en torno a una isla volcánica que se hundió.
La Gran Barrera, en Australia.
El mayor arrecife del mundo lo constituye la Gran Barrera de Arrecifes de Australia, la mayor estructura jamás construida por un ser vivo. Se extiende a lo largo de 2300 kms. y es visible desde el espacio. Desde 1981 está considerado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.



Desde el punto de vista biológico son un hábitat ideal para una gran cantidad de especies que encuentran en estos espacios protección contra depredadores y alimento.

La extraordinaria diversidad biológica del arrecife.

sábado, 6 de agosto de 2011

El modelado kárstico.

El Karst es un tipo de modelado del relieve que se da generalmente en terrenos calizos, aunque también es posible observarlo sobre otro tipo de materiales como los yesos. Su nombre procede de la región de Karst, en la actual Eslovenia, donde se estudió por primera vez este tipo de relieves.
Las especiales características físicas y químicas de las calizas son las que confieren a este tipo de modelado su originalidad. La caliza es un carbonato de calcio soluble en agua. Al entrar en contacto con ésta, el carbonato de disuelve, filtrándose en el terreno.
La caliza es un material rígido y macizo, y por ello muy estimado en la construcción de edificios, aunque los más pequeños movimientos de terreno hacen que se fracture, dando lugar a la creación de diaclasas. Las aguas, con su acción disolvente, van ensanchando las diaclasas, dando lugar a la creación de la tipología característica de este tipo de modelado.
En el siguiente bloque diagrama se muestran los diferentes elementos del relieve cárstico, los cuales analizamos:

Bloque diagrama con los principales elementos del modelado kárstico.


Comenzaremos indicando que los gruesos estratos calcáreos descansan sobre un subsuelo arcilloso impermeable. La caliza es un material permeable, pero no por poroso, sino porque está fisurado y es soluble.Las aguas infiltradas van a ir generando una red subterránea de grutas y cavernas. En esta cavidades, parte del carbonato cálcico que el agua transporta, se va a ir depositando, dando lugar a la formación de las estalactitas y estalagmitas. El retorno del agua fitrada se produce por medio de manantiales, y si se trata de un río perdido aguas arriba se denomina surgencia.

Conjunto de dolinas.
Las dolinas o torcas se forman al estancarse el agua en la intersección de las diaclasas, adquiriendo generalmente una forma circular. Su diámetro es variable, siendo propia su formación en terrenos llanos. El fondo de estas dolinas puede ser rocoso, aunque también puede estar tapizado por una tierra rojiza llamada terra rossa, muy fértil para el cultivo. Las dolinas pueden unirse con otras cercanas, dando lugar a la formación de uvalas. Además en el fondo de estas dolinas pueden aparecer fisuras, parecidas a pozos, por donde se filtra el agua, denominadas simas.                                                                                                                                                                                  
Lapiaces o lenares.
 Los poljes o navas son grandes depresiones de fondo llano, temporalmente inundadas, por donde el agua discurre en forma de arroyo.
Los lapiaces o lenares son grandes surcos que estrían la roca. Se forman al acumularse el agua en pequeñas irregularidades del terreno, provocando su desgaste.
Las gargantas son valles estrechos producidos por los efectos del discurrir del agua. Un nivel superior son los cañones.





En España tenemos extraordinarios ejemplos de este tipo de modelado, relieves que se concentran en la llamada España caliza. Podemos citar el Torcal de Antequera, en la provincia de Málaga, extraordinario paraje natural que ejemplifica el típico modelado kárstico, o la Ciudad Encantada de Cuenca, en el Parque Nacional Serranía de Cuenca.

domingo, 31 de julio de 2011

Precipitaciones.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la precipitación es definida como el "agua procedente de la atmósfera, y que en forma sólida o líquida se deposita sobre la superficie de la tierra".  Atendiendo al estado en que esta agua se precipita se habla de lluvia (el agua cae en estado líquido), granizo (agua congelada que cae de forma violenta y en forma de grano) o nieve (el agua helada se desprende de las nubes en cristales minúsculos y agrupados denominados copos). La lluvia sólida tiene dos orígenes muy diferentes; la nieve cae cuando el aire que existe entre la nube y el suelo se encuentra cercana a los cero grados centígrados. El granizo se forma al ascender rápidamente el aire y arrastrar las gotas de agua hasta una altitud suficiente para congelarse, precipitando sobre la tierra en forma de granos.
Las precipitaciones se expresan en milímetros (mm) o en litros por metro cuadrado y se miden usando para ello un instrumento denominado pluviómetro. 
Pero, ¿cómo se producen las precipitaciones?. Pues debemos saber en primer lugar que la atmósfera terrestre contiene agua en forma de vapor (humedad) procedente de la evaporación (por efecto del calor) de las zonas húmedas de la Tierra. Cuando el vapor de agua se condensa en torno a las partículas higroscópicas (partículas microscópicas de polvo, hielo o sal, que se encuentran en la atmósfera y que sirven de núcleo de condensación del vapor de agua), el agua pasa de nuevo a su estado líquido. Mientras este agua se mantiene en suspensión se forman las nubes, pero cuando alcanzan un peso suficiente, se precipitan sobre la tierra por efecto de la gravedad. 
Para que se produzca esta condensación es necesario que la masa de aire se enfríe, lo que ocurre normalmente, cuando el aire asciende. Dependiendo del origen de este ascenso se diferencian los siguientes tipos de precipitación:

- Lluvias orográficas, se producen cuando el aire choca con un relieve montañoso, y al ascender se enfría, condensándose el vapor de agua. Durante el ascenso el agua precipita sobre la ladera orientada hacia el viento (barlovento); en la ladera opuesta (sotavento) no se producen precipitaciones o son escasas, porque el aire desciende, se calienta y se hace más seco.


- Lluvias de convención, son debidas a un recalentamiento local de las masas de aire. Este aire se hace más ligero y asciende, enfriándose en ese ascenso y provocando la precipitación. Este tipo de precipitación es propio de las zonas cálidas cercanas al Ecuador (tropicales) donde las altas temperaturas producen una constante evaporación. En estas regiones son típicos los fuertes aguaceros a últimas horas de la tarde. También se producen en las zonas templadas del globo, cuando tienen lugar las tormentas de verano. Se conocen como gota fría, y en España se suelen producir en las regiones costeras del Levante.



 - Lluvias de caracter dinámico o de frente, se producen en las latitudes templadas al entrar en contacto una masa de aire frío y otra caliente. El aire cálido y húmedo asciende por encima del aire frío, dando lugar a la generación de nubes y precipitaciones. Un ejemplo serían las lluvias de frente polar.







 El mapa de lluvias anuales del mundo revela que las zonas pluviométricas están dispuestas en función de la latitud. Las regiones en torno al Ecuador son las más lluviosas del globo (alrededor de 2000 mm al año), le siguen las zonas tropicales (entre 500 y 2000 mm) y las templadas (de 500 a 1000 mm). Por el contrario, las zonas polares y subtropicales reciben menos de 250 mm al año.


La continuidad de estas zonas pluviométricas quedan rotas por los efectos de la distribución de la tierra y los mares. De este modo, y con caracter general, las costas reciben más lluvias que el interior de los continentes. En la zona templada, las fachadas occidentales de los continentes son más lluviosas que las orientales, pues las borrascas proceden del Oeste. En latitudes bajas, la fachada Este es más húmeda, pues las corrientes marinas cálidas, el alisio y el monzón de verano aportan la humedad sobre esta zona. Por último las lluvias son más abundantes en las montañas, al menos hasta cierto nivel (nivel óptimo de precipitaciones).

domingo, 24 de julio de 2011

Tipología costera, el estuario.

El estuario, del latín aestuarium, puede ser definido como la desembocadura de un río caudaloso que es invadido por el mar. Su origen problable se sitúa en la transgresión flandriense (Cuaternario), y al contrario que el delta, se desarrolla tras la línea de costa.
La desembocadura del estuario se caracteriza por la existencia de un sólo brazo con forma de embudo, constituyendo la sección del río influida por las mareas y donde se mezclan el agua dulce y salada.

Podemos dividir el estuario en tres partes, que serían:
- Estuario Bajo o externo, en libre conexión con el mar abierto donde dominan los procesos marinos.
- Estuario Medio o central, sujeto a fuertes mezclas entre agua dulce aportado por el río y el mar.
- Estuario Alto o interno, donde el agua es dulce, pero se deja influir la acción de las mareas.





Desembocadura del río Miño.

Desde el punto de vista biológico el estuario es extremadamente valioso. En este sentido, constituyen el hábitat de numerosas especies, tanto residentes como migratorias, que convierten estas áreas en lugar de cría y de estancia en sus tránsitos migratorios. Del mismo modo estos ecosistemas son utilizados por el hombre como áreas de crianza de una gran variedad de especies, sobre todo de moluscos y crustáceos.

Desde el punto de vista económico destacar el ideal emplazamiento que supone para puertos, tanto para la navegación industrial como turística. Importantes ejemplos serían los puertos de Burdeos (en la desembocadura del río Garona) o el de Hamburgo, en el Elba.

Desembocadura del río Guadiana.

martes, 19 de julio de 2011

Tipología costera, el delta.

Un delta es un depósito de sedimentos formado por un río cuando éste entra en aguas tranquilas (al mar). La deposición de los elementos que el río arrastra (denominado aluvión y constituido por barro, limo, arena) se produce al experimentarse una rápida disminución de la velocidad de la corriente al penetrar ésta en el mar. (Se puede decir que la acumulación de sedimentos aportados por el río supera a la erosión).

Esquema tipo de un DELTA.

Este aspecto es fundamental en esta tipología costera; la velocidad de la corriente fluvial disminuye rápidamente en la desembocadura de los ríos, siendo incapaz de seguir tansportando los aluviones, que terminan depositándose.
El delta queda constituido por una serie de brazos fluviales, los cuales forman un cúmulo de canales que delimitan las islas que se han ido formando por la acumulación del aluvión.
Los mares interiores o cerrados favorecen la formación de los deltas (en el Mediterráneo tenemos el del Ebro, Ródano, Tíbet o el Nilo; en el Mar Caspio el delta del Volga, o el del Mississippi en el Golfo de México), aunque no es privativo de estos, pues también encontramos ejemplos en mares abiertos donde el aporte de material por parte del río es considerable (caso del río Niger en la costa atlántica de África o del río Amarillo en Asia).

Magnífica imagen nocturna del delta del Nilo tomada por satélite.

La forma más típica del delta es triangular, de ahí su nombre, pues recuerda a la letra griega "delta", aunque podemos distinguir distintos tipos:
a) tipo arqueado; presenta una amplia curvatura en su línea de costa y sus canales de distribución (brazos fluviales) se desarrollan de forma radial (ejemplo: Nilo).
 b) tipo digitado o ramificado; tiene forma de pata de ave donde cada canal de distribución origina una larga proyección que se extiende mar adentro (ejemplo: Mississippi, el mayor delta del mundo. Se extiende casi 350 km. al interior del mar. Avanza unos 100 metros al año aportando más de 400 millones de metros cúbicos de aluvión.).
c) tipo triangular o en cúspide; debido a la acción de las fuertes olas y corrientes el sedimento fluvial se desparrama por la playa en dos direcciones a partir del punto de confluencia, originando un delta puntiagudo con los bordes ligeramente cóncavos hacia el mar (ejemplo: Tíbet).
d) tipo estuario; los sedimentos van rellenando un largo y estrecho estuario, quedando el delta confinado a la forma del mismo (ejemplo: Sena).