Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

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sábado, 24 de agosto de 2013

La Guerra de Independencia española (1808-1814).


Carlos IV de España.
En 1788 se produjo la llegada al trono español de Carlos IV de Borbón, y pronto, las reformas ilustradas iniciadas por su padre, Carlos III, serán detenidas, pues un hecho acaecido en la vecina Francia vendrá a extender un importante temor sobre una posible caída de la monarquía; este acontecimiento fue la Revolución Francesa. Lo radical de la revolución y la muerte del rey francés Luis XVI, cuya cabeza rodó a golpe de guillotina, hizo que España, junto a otras monarquías absolutas europeas, declararán la guerra a Francia. Serán las denominadas Guerras contra la Convención (1793-1795), en las que la derrota española fue estrepitosa. Esto, junto con la llegada de Napoleón Bonaparte al poder (1799), cuyos ejércitos ya se paseaban por Europa, hizo que España, con Godoy como primer ministro, cambiara su actitud respecto al país galo y pasara de una política de enfrentamiento, a otra de alianza, acuerdos que fueron sellados en el Tratado de San Ildefonso de 1796

Trafalgar, por Auguste Mayer, 1836.
De esta forma España se decide por declarar la guerra a Inglaterra, hasta ese momento su aliada, siendo derrotada, y su flota casi aniquilada, tras la batalla de Trafalgar (1805), donde el almirante inglés Nelson no tuvo piedad con la escuadra franco-española.


La política expansionista francesa llevó a Napoleón a decretar el bloqueo marítimo de Inglaterra, contexto en el que se firma el Tratado de Fontainebleau (1807), tratado mediante el cual España permitía el paso a través de su territorio de la tropas napoleónicas cuyo objetivo era invadir Portugal, país que se había negado a llevar a cabo el citado bloqueo. Pero las ideas del emperador francés eran otras, pues no consideraba la toma de Portugal sin antes hacerse con España. 

Bloqueo continental impuesto por Napoleón contra Inglaterra.

 
Fernando VII, el Deseado.
En marzo de 1808, ante el temor de que Francia invadiera España, tiene lugar el denominado Motín de Aranjuez, donde se pide por parte de la nobleza y el clero, la destitución de Godoy y la abdicación del monarca en la persona de su hijo Fernando, objetivos que son logrados. Carlos IV buscará entonces el apoyo de Napoleón para recuperar el trono, hecho que ponía de manifiesto la debilidad de la monarquía española, lo que decidió al Emperador a invadir España.Carlos IV y Fernando VII, padre e hijo, son reclamados por Napoleón en Bayona donde ambos son obligados a abdicar en favor del emperador francés. Son las denominadas Abdicaciones de Bayona. En Junio tiene lugar la celebración de Cortes en Bayona, donde Napoleón va a legitimar la nueva situación, otorgando una constitución al país, más bien una carta otorgada (Estatuto de Bayona) y entrega la corona a su hermano José, quien se convierte en rey de España como José I Bonaparte.


La carga de los Mamelucos, Francisco de Goya, 1814.
Mientras todo esto ocurría en Bayona, en España, las confusas noticias que llegaban (se hablaba de que Napoleón tenía secuestrado al rey) provocaron un levantamiento popular y espontáneo en Madrid, es el Levantamiento del Dos de Mayo. Dirigido por Daoiz y Velarde fue duramente contestado por las tropas francesas del general Murat, aunque su ejemplo cundió en todo el país, dándose de esta forma inicio a la Guerra de Independencia contra la ocupación francesa, una guerra que tendrá un marcado carácter popular ante la pasividad que muestran tanto las instituciones como la nobleza. La población se organizó en Juntas de Armamento y Defensa de carácter local, haciendo frente al ejército invasor. Más tarde, ante la necesidad de coordinar las acciones contra el ejército francés, se crea la Junta Suprema.

El conflicto bélico se va a desarrollar en cuatro fases. La primera coincide con la llegada francesa. Tras la entrada del ejército invasor y el levantamiento popular tienen lugar una serie de derrotas francesas que obligaran al repliegue galo. El apoyo de tropas inglesas comandadas por el duque de Wellington, será de gran ayuda. El 19 de agosto tiene lugar la derrota de Dupont en Bailén frente a las tropas españolas del general Castaños. El 30 de agosto también son derrotados los galos en Cinta, obligándolos a abandonar Portugal.

Desarrollo militar del conflicto.

Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos se produce la llegada del propio Napoleón a España, quien pasa a dirigir personalmente las operaciones. Estamos ante la segunda fase del conflicto (1808-1809) donde Napoleón desplegará a más de 250 mil hombres en la Península, lo que le permitirá el control de la misma. Se suceden victorias francesas en Somosierra, Ocaña, Gamonal, Uclés o Tudela que sólo pueden ser contestadas por victorias españolas en Talavera y Medina del Campo. El 29 de noviembre los franceses recuperan Madrid y se restituye a José I.

Destacan los principales guerrilleros y sus áreas de acción. 
A partir de aquí la guerrilla será la forma de enfrentamiento contra el ejército invasor. Se trataba de partidas formadas por campesinos, burgueses e incluso clérigos que aprovechando su mejor conocimiento del terreno, hostigaban al ejército francés, destruyendo sus instalaciones o asaltando los cargamentos de avituallamiento, enfrentamientos que nunca se producían en campo abierto ni de forma directa. Van a destacar jefes guerrilleros como el cura Merino o el Empecinado
La tercera fase del conflicto se desarrolla entre 1809 y 1812 y va a suponer el control casi total de la península por parte francesa, con núcleos de resistencia en Lisboa o Cádiz. 

Napoleón Bonaparte.
La cuarta y definitiva fase (1812-1814) va a marcar el inicio de la ofensiva anglo-española y el fin de la ocupación francesa. La campaña de Rusia obligó a Napoleón a desplazar parte de su ejército, lo que provocó su debilitamiento en la península. El 22 de julio tiene lugar una importante victoria española en Arapiles (1812) que obliga a los franceses a levantar el sitio de Cádiz y huir a Madrid. En 1813 la ofensiva inglesa desde Portugal se concreta en el abandono francés de Andalucía y su retirada al norte del Ebro. Entre julio y agosto se suceden victorias en Vitoria y San Marcial (1813), victorias que supondrán, a la postre, el fin del conflicto.Napoleón, incapaz de mantener dos frentes de guerra en Europa, se decide por pactar el fin del conflicto y abandonar el territorio peninsular.

miércoles, 21 de agosto de 2013

La Guerra de Sucesión española (1701-1714).

Carlos II de España.
La muerte de Carlos II de España era esperada con impaciencia en las cortes de las principales potencias europeas. Su muerte sin descendencia dejaría vacante el trono español. Gran Bretaña, en su interés por mantener una política de equilibrio europeo, ofrece un acuerdo a Francia en cuanto al trono español; se designaría como sucesor al príncipe de Baviera, Fernando José. Además se llevaría a cabo un reparto de los territorios españoles en el continente. De esta forma Guillermo III de Inglaterra y Luis XIV, con la conformidad del propio Carlos II, sellan el acuerdo. Se trata del Primer Plan de Repartimiento (1698).
Pero la muerte del príncipe bávaro hizo necesario un nuevo acuerdo. Ahora el elegido para el trono hispano es el archiduque Carlos, hijo del Emperador Leopoldo I (Segundo Plan de Repartimiento de 1700).

Felipe V de Borbón..
En noviembre de 1700 se produce el fallecimiento del monarca español en cuyo testamento se anulaban los acuerdos previos y se designaba sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, e hijo de la princesa española María Teresa. De esta forma, en 1701, Felipe de Anjou es nombrado rey por las Cortes, coronándose como Felipe V
Pero esto era algo que Gran Bretaña, desde su posición hegemónica,  no iba a permitir. Este movimiento provocaba una ruptura del equilibrio continental en favor de los Borbones franceses, quienes se hacían fuertes en el continente. Gran Bretaña, aliada con Holanda, Austria, Prusia, Hannover y Portugal, declaran su apoyo al pretendiente austriaco y por consiguiente la guerra a España y Francia. El litigio se resolvería en el campo de batalla; comienza la Guerra de Sucesión Española. De esta forma un conflicto sucesorio interno se va a convertir en un conflicto internacional que tendrá como escenario el Viejo Continente.

Diferentes alianzas y principales campañas a nivel europeo.

La guerra también provocó una división a nivel nacional. Felipe V fue apoyado por Castilla, excepto la gran nobleza, que veía en el nuevo monarca la posibilidad de recortes en sus poderes. El archiduque contará con el apoyo de Aragón, sobre todo por Cataluña, pues temían que la centralización borbónica acabase con sus privilegios. Ello desembocará en una guerra civil de diez años. 
En 1704 el archiduque Carlos llega a Lisboa desde donde iniciará sus campañas. Ese mismo año Gran Bretaña toma Gibraltar en nombre del Habsburgo y en 1705 el austriaco toma Barcelona donde es proclamado rey como Carlos III. Por contra, Felipe V, obtiene una importante victoria en Almansa (1707).

Desarrollo del conflicto en la Península.

En 1706, la Gran Alianza, como se denominó al pacto anti-borbónico, obtiene victorias en Ramillies (Países Bajos) y Turín. En 1708 en Lille y en 1710 las tropas del archiduque toman Madrid, ciudad que mantienen durante dos meses, hasta su recuperación por parte de Felipe V. Dos victorias borbónicas vendrán a marcar el fin de la contienda: Brihuega y Villaviciosa (1710).
 
Archiduque Carlos.
Además un nuevo acontecimiento va a suponer el giro definitivo que venga a por poner fin al conflicto; el 17 de abril de 1711 muere el emperador alemán José I, vacante que quedará desde ese momento en manos del archiduque. 
Ante esta nueva situación el desequilibrio europeo se declinaba ahora del lado austriaco. Gran Bretaña, recelosa de este nuevo viraje, decide ofrecer conversaciones de paz donde se pretende reconocer a Felipe V como rey de España a cambio de su renuncia al trono francés. Y así fue, todo ello se concretará en la firma del Tratado de Utrecht en 1713.

Pero además de esto, Utrecht supuso un importante reparto territorial. Austria recibía el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña. Gran Bretaña recibe Gibraltar y Menorca además de privilegios en el comercio con América, sobre todo en lo concerniente al tráfico de esclavos (Tratado de Asiento de Negros), haciéndose con el monopolio. Esto supondrá la confirmación del país anglosajón como la gran potencia marítima del momento. Por otra parte, Sicilia es entregada a Saboya y  Felipe V mantendrá sus dominios coloniales. El emperador Carlos VI reconocerá estos acuerdos en las posteriores paces de Rastatt y Baden.

Reparto de los territorios europeos españoles tras Utrecht (1713).

El conflicto, cerrado a nivel internacional, continuó algunos meses más en España, y es que Cataluña decidió continuar su lucha contra los Borbones. Tras catorce meses de asedio, las tropas reales entran en Barcelona dando por acabado definitivamente el conflicto (11 de septiembre de 1714).

Las islas británicas, desde el dominio romano hasta Hasting.


Origen de los pueblos invasores.
Dentro del proceso de invasiones que sufre el Imperio Romano se enmarca la llegada de distintos pueblos bárbaros a las islas británicas. Serán fundamentalmente Yutos, anglos y sajones. Estos pueblos, al igual que los francos, tienen su núcleo original en el área de Jutlandia y Escandinavia, desde donde inician un proceso de emigración hacia occidente penetrando en los dominios romanos.
La presencia romana en las islas se remonta a tiempos de Julio César (54 a.c.), aunque no fue hasta el año 43 d.c. cuando Claudio toma Britania en nombre de Roma y las convierte en provincia del Imperio.
Hacia mediados del siglo V se constata la llegada de los citados pueblos bárbaros a Britania, provincia que ya había sido prácticamente abandonada por Roma al retirar sus legiones y ocuparlas en la defensa contra las numerosas penetraciones bárbaras que se estaban produciendo.

Los siete estados constituidos (Heptarquía).
Los pueblos invasores fundarán siete estados: Kent (yutos), Northumbria, Mercia y Anglia (Anglos) y Essex, Wessex y Sussex (sajones).
Seguirán a partir de aquí unos años oscuros donde la información es realmente escasa, lo que ha dado alas a la imaginación y donde se sitúan las conocidas leyendas artúricas
Sí es verdad que se produjeron enfrentamientos entre estos estados en pugna por alcanzar la hegemonía en las islas. Será el rey sajón Egberto de Wessex (802-839) quien logre unificar bajo su soberanía a los reinos anglos.




Dominio danés en las islas británicas.
Los normandos comenzaron sus invasiones en el año 793 cuando saquean el monasterio de Lindisfarne (al norte de las islas), lo que tendrá su continuación a mediados del siglo IX con el comienzo de la conquista vikinga de las islas partiendo de Londres. Mientras, al norte del Támesis, serán los daneses los que dominen el territorio.
En el año 871, Alfredo el Grande se convierte en rey de Wesses. Éste iniciara una política expansiva que le llevará a derrotar a los daneses en Edington (878) y tomar Londres (885). Su nieto Etelstano (924-939) logra derrotar de nuevo a los daneses en Brunanburh, y establece relaciones diplomáticas con los francos.
Edgardo (959-975) se hace coronar rey por el arzobispo de Canterbury (973), gobernando sobre toda Inglaterra. Esto no podrá evitar una nueva invasión danesa de las islas, la cual culmina en el año 1013 bajo el reinado de Etelredo (978-1016), a pesar de que éste intenta evitar la invasión mediante el pago de tributos.
Canuto el Grande (1016-1035) es elegido rey en Londres y tras la muerte de su hermano Haraldo ocupa también el trono de Dinamarca (1019). Este será el punto de partida para la creación de un gran imperio que culmina con la conquista de Noruega en 1028. Knut (o Canuto) se casa con la viuda de Etelredo y se convierte al cristianismo. A su muerte se sucederán disputas por el poder que catapultarán al trono a Haroldo, hijo bastardo de Knut. A este le sucederá Eduardo el Confesor (1042-1066), hijo de Etelredo, organiza una administración que será controlada por normandos, lo que provocará disputas con los anglosajones, encabezados por el conde Godwin de Essex.
Tras la muerte de Eduardo accede al trono Haraldo II, hijo del conde Godwin, quien a pesar de derrotar a los noruegos en Stanfordbridge, cae ante el duque Guillermo de Normandía, apodado el Conquistador, en Hasting (1066), batalla en la que muere el propio soberano y con la que se inicia una nueva etapa en la historia de las islas británicas.

lunes, 12 de agosto de 2013

La Guerra de los Siete Años.

La Guerra de los Siete Años fue el conflicto armado que se desarrolló en Europa entre 1756 y 1763 y que va a dirimir la hegemonía continental y colonial.
La paz de Aquisgrán (1748), que ponía fin a las guerras austro-prusianas por el control de Silesia, no pudo resolver el contencioso existente. El descontento austriaco por la pérdida del susodicho territorio era mayúsculo y las reclamaciones para su devolución constantes.
Se abrirá entonces un periodo en el que las principales potencias europeas van a ir perfilando un complejo sistema de alianzas en previsión de nuevos acontecimientos.
La guerra se dirimirá en dos frentes, el continental por un lado, con el problema de Silesia de fondo, y el colonial, entre Francia e Inglaterra, por conseguir la hegemonía en ultramar.

Jorge II (1727-1760).
En 1755 el rey inglés Jorge II firma un tratado con Rusia buscando el apoyo de ésta en un posible enfrentamiento anglo-prusiano. Se trataba de un claro pacto contra el rey de Prusia, Federico II, cada vez más poderoso en centroeuropa y que podía llevar a una ruptura del equilibrio continental.
Pero como todos sabemos, el mundo de la política y de la diplomacia es complejo, y pocos meses después, Inglaterra y Prusia firman el Tratado de Westminster (1756) en virtud del cual Prusia actuaría en defensa de Hannover, territorio unido dinásticamente a Inglaterra. En Francia no daban crédito a este pacto, pues suponía su ruptura con Prusia y un necesario acercamiento a Austria, algo que no estaba bien visto ni por la opinión pública ni por ciertos sectores del gobierno.
Hay que decir que la reina María Teresa de Austria, por consejo del príncipe Kaunitz, intentaba desde 1750 un acercamiento a la Francia de Luis XV con el objetivo de hacer un frente común contra Prusia. En ese momento no fructificaron los negociaciones, pero tras el acuerdo anglo-prusiano todo iba a ser más sencillo.
De esta forma en mayo de 1756, Francia y Austria firman el Primer Tratado de Versalles donde acuerdan socorro mutuo en caso de ataque de un tercer país. Entre las clausulas también se especificaba que Austria no intervendría en la guerra naval de Francia contra Inglaterra, si no que el apoyo sería exclusivamente continental. Los dos bloques quedan de esta forma definidos.

Principales batallas y avances militares de los diferentes contendientes.

Ante las continuas reclamaciones territoriales por parte de Austria, en agosto de 1756, Federico II, gran político y mejor estratega, envía un ultimátum a Austria para que desistiera de Silesia, ultimátum que es rechazado. En respuesta a ello Prusia invade Sajonia, aliado de Austria, por sorpresa y sin mediar declaración de guerra.
Este hecho será aprovechado por el ya canciller austriaco Kaunitz para atraerse definitivamente a Francia. Se firma pues el Segundo Tratado de Versalles (1757) donde se reafirma la unión y acuerdan el reparto de Prusia entre el resto de estados alemanes, al unirse estos, con el emperador Francisco al frente, a la alianza franco-austriaca. También se une Rusia y Suecia, que tenían aspiraciones en la región de la Pomerania (costa norte de Alemania, junto al mar Báltico).
En cuestión numérica la superioridad aliada era aplastante: 130 mil austriacos, 110 mil rusos y 130 franceses frente a los 147 mil soldados prusianos. Pero esta coalición carecía de coordinación y de unos intereses muy dispares.
A favor de Prusia señalar la enorme disciplina de su ejército y su gran formación, a parte de disponer de oficiales competentes. Además Prusia contaba con el apoyo inglés.
Tras ocupar Sajonia, Federico II se lanza contra Bohemia con el objetivo de llegar a Praga, pero es derrotado en Kolin (junio de 1757) y tiene que replegarse a Sajonia.
En la batalla de Hastenbeck, Francia derrota al ejército inglés que defendía Hannover. Los ingleses se ven obligados a capitular y quedan cercados en Kloster-Seven. Hannover cae en manos francesas.
Mientras los suecos desembarcan en Pomerania y los rusos vencen en Jaegersdof, ocupando Prusia oriental. Los franceses siguen avanzando hacia Sajonia. El final de Federico II parecía cerca.
Pero Federico II, haciendo gala de su enorme astucia militar, y aprovechando la descoordinación y poca iniciativa por parte de sus adversarios, decide dirigirse hacia el oeste y hacer frente a Francia. El 5 de noviembre de 1757, en Rossbach, derrota al ejército francés a pesar de que le  superaban en número. Alentado por esta victoria avanza hacia Silesia al encuentro de los ejércitos austriacos, a los que derrota en Leuthen (5 de diciembre).
Los rusos van a reactivar el frente del norte y marchan sobre Brandeburgo, aunque son derrotados en Zondorf (25 de agosto). Los franceses, humillados tras su derrota en Rossbach, son obligados a abandonar Hannover tras el ataque inglés, ejército comandado por Fernando de Brunswick, lugarteniente de Federico II. Los prusianos también vencerán en Krefeld (1758) y Minden (1759), aunque en Bergen (1759) y Klostercamp (1760) la victoria cae del lado galo.

Federico II el Grande de Prusia.
En 1759 (12 de agosto) Federico II, en su intento por defender Berlín, sufre una rotunda derrota a manos de rusos y austriacos en la batalla de Kunersdorf. De nuevo parecía el final prusiano, pero una nueva descoordinación por parte aliada, los austriacos se dirigen a Silesia y los rusos a Berlín, le da tiempo suficiente a Federico para reorganizar su ejército y conseguir dos victorias consecutivas en Liegnitz (Silesia) y Torgau (Sajonia) en 1760.
A pesar de ello el estado del ejército prusiano era muy delicado. Con apenas 60 mil hombres, mal pertrechados y equipados, resultado de una leva apresurada, el apoyo inglés se hacía necesario. De nuevo la derrota de Federico II parecía inevitable.

Pedro III de Rusia.
Pero un hecho vendrá a insuflar nuevas esperanzas a los prusianos. En enero de 1762 muere la zarina Isabel, y el nuevo zar, Pedro III, admirador del talento militar de Federico, decide parar las ofensivas y entablar negociaciones bilaterales con Prusia. En mayo de ese año se firma la paz; Rusia devuelve Prusia oriental y declara la guerra a Austria. Suecia, aislada, abandona Pomerania y la restituye a Prusia.
A esto le siguen dos aplastantes victorias prusianas sobre Austria en Durkersdorf (21 de julio) y Reichenbach (16 de agosto). El emperador alemán también es derrotado en Freiberg (octubre de 1762) y Prusia ocupa los estados de los príncipes alemanes.


María Teresa de Austria.

Llegados a este punto, la situación de los diferentes contendientes era crítica y no era mal vista una salida negociada del conflicto. En noviembre, Inglaterra y Francia acercan posturas, mientras que María Teresa de Austria solicita a Federico II negociaciones con el vivo deseo de acabar con la guerra.
De esta forma en 1763 se firma la paz de Hubertsburg. En ella Prusia mantendrá Silesia, Sajonia era devuelta a su elector y Federico II se comprometía a apoyar al hijo de María Teresa en su candidatura al trono imperial.
 Los cambios territoriales fueron mínimos, pero el equilibrio de poderes en el continente europeo sufrió cambios. Prusia aumentó su prestigio, al igual que Rusia, que comienza a tener peso en la política europea. Por el contrario para Francia, la gran derrotada, la guerra supuso un gran esfuerzo económico que debilitará mucho su paupérrima Hacienda, además de la pérdida de poder político en el conjunto del continente europeo.
La gran beneficiada, sobre todo en el plano colonial, fue Inglaterra, que acrecentó su superioridad marítima.
No me resisto a acabar este artículo sin hacer una pequeña referencia al conflicto colonial. En norteamérica lo que comenzó como incidentes entre colonos franceses e ingleses, desemboca en un conflicto que lleva a los británicos a ocupar Quebec y Montreal (1760). En el Caribe los ingleses toman Guadalupe (1759), Martinica y la Habana (1762). En África toman las posesiones francesas de Senegambia y en la India los expulsan tras la toma de Calcuta y la victoria en la batalla de Plassey (1757).
En 1763 ambos países sellaron la Paz de París en la que Francia cede a los británicos Canadá, Cabo Bretón y Senegambia. España, que participó en el conflicto a partir de 1762 (Tercer Pacto de Familia), debido a sus continuas fricciones con Inglaterra (acoso de la piratería, ataques a sus costas y colonias etc.) entrega la Florida  a cambio de la Luisiana, la Habana y Manila, estas dos últimas tomadas por los británicos.

domingo, 11 de agosto de 2013

La Guerra de Corea.

Como ya se expuso en un anterior post,  la Guerra Fría va a estar salpicada por una serie de enfrentamientos indirectos entre las dos grandes superpotencias del momento, EEUU y la URSS. Uno de estos acontecimientos es la Guerra de Corea que de desarrolla entre 1950 y 1953.
Dentro del proceso expansivo imperial japonés, desde 1910,  la península coreana se encontraba bajo control nipón. La derrota japonesa tras la Segunda Guerra Mundial hizo que este territorio fuera dividido en zonas de influencias por los aliados, en este caso la URSS y los EEUU. El acuerdo al que se llega en 1945 contemplaba la división de la península en dos países, tomando referencia como línea de frontera el paralelo 38. De esta forma aparece al norte la República Popular de Corea, vinculada a la URSS, y la República de Corea al sur, controlada por EEUU.

Desarrollo de las ofensivas militares.

La victoria comunista en la guerra civil china, que finaliza en 1949, junto al ya consabido apoyo soviético, dio al líder norcoreano Kim il Sung suficiente respaldo para intentar la unificación del istmo bajo su poder. Es así como en junio de 1950 el ejército norcoreano invade el sur. En pocos días y con una enorme facilidad, el ejército norcoreano llega hasta la ciudad de Punsan, al sur del país.
La reacción americana no se hizo esperar. El presidente Truman consigue una resolución de condena por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que le va a permitir la intervención.
En septiembre comienza la contraofensiva de los ejércitos de la ONU, al mando de los cuales se encontraba el general McArthur y que consigue replegar al ejército comunista hasta la misma frontera con China. El presidente chino, Mao Zedong, aprueba entonces el apoyo directo a Corea del Norte, logrando la recuperación de las líneas hasta el mismo paralelo 38 donde se estabiliza el conflicto. Este es el momento en que el presidente americano destituye a McArthur al solicitar éste el empleo de bombas atómicas contra China. Le sustituye el general Ridgway.
Una vez estabilizado el frente en el paralelo 38 y ante la imposibilidad de victoria por ninguno de los dos bandos se llega a la firma del Armisticio de Panmunjom (1953) que pone fin a las hostilidades, pero no a la guerra. La falta de acuerdo evitará la firma de una paz, por lo que el conflicto continuara latente hasta nuestros días.
En la Conferencia de Ginebra de 1954 se intentó un acuerdo negociado al conflicto, pero éste fue imposible.
Las consecuencias territoriales no existieron; las fronteras quedaron restablecidas en el paralelo 38, lo que hace aún más lamentable si cabe, las casi millón y medio de muertes que provocó esta guerra.
En la actualidad el conflicto sigue latente y la escalada de tensión bélica entre las dos coreas hace presagiar una reanudación de las hostilidades. La situación de guerra se mantiene, pues hasta hoy no se ha firmado ninguna paz entre estos países y los acuerdos del armisticio fueron rotos por Corea del Norte recientemente.

domingo, 9 de junio de 2013

La Ilustración o cómo la razón se adueñó del mundo.

El siglo XVIII va a quedar definido por la aparición de una nueva forma de pensamiento cuyas ideas básicas se sustentarán sobre los principios de la razón y la libertad del ser humano, ideas que darán lugar a importantes cambios políticos, sociales y económicos.
Bajo el prisma de los pensadores de esta época, su tiempo es el de la luz (razón), gracias a la cual el hombre saldrá del periodo de tinieblas en el que se encuentra. Por ello se ha denominado al siglo XVIII como "el siglo de las luces".
Este movimiento, filosófico y científico en lo más profundo, se caracteriza en esencia por una serie de cuestiones:
- Predominio de la razón como criterio de verdad frente a la tradición y la superstición propia de la sociedad dieciochesca. La razón, única fuente del saber, es la forma de alcanzar la felicidad que es el fin que guía la vida de los hombres.
- Es un pensamiento muy crítico, sobre todo con los fundamentos pasados. La crítica será el elemento de censura contra todo aquello que se oponga a la razón.
- En el plano político, y de forma generalizada, de defiende la independencia del poder civil frente al religioso, dibujando una sociedad eminentemente laica. Aún así se defiende la libertad religiosa como ejemplo de tolerancia y pluralidad de ideas.
- Los pensadores ilustrados presentan un enorme interés por la economía y el progreso material, formas humanas de alcanzar la felicidad.
- La educación se va a convertir en el principal vehículo de difusión de la razón y base del progreso social.
- También existirá entre los ilustrados un gran interés por las ciencias experimentales y por el sentido práctico de sus avances, pues estos propiciarán el progreso del hombre que los llevará a dominar y transformar el mundo.
- Es un pensamiento antropocéntrico, confiado en las virtudes del hombre.

El origen de la Ilustración hay que buscarlo en Inglaterra en el periodo que transcurre entre 1680 y 1730. Fue, por lo tanto, un movimiento europeo.
Desde aquí se irá extendiendo por su entorno hasta que a mediados del siglo XVIII estas ideas estén presentes en todo el viejo continente. A partir de este momento será Francia la que tome el testigo enarbolando la bandera de la razón y convirtiéndose en el difusor de todo este nuevo pensamiento.
Los monarcas absolutos, conscientes de las consecuencias de este nueva ideario, intentan adaptarse a esta nueva realidad, dando lugar a lo que se conoce como reformismo ilustrado y que tendrá como máxima la celebre frase de "todo para el pueblo pero sin el pueblo".


Hecho el repaso a las características generales de la Ilustración, es oportuno realizar un recorrido por sus principales pensadores y cuáles eran sus ideas.

John Locke (1632-1704).
John Locke (1632-1704), filósofo inglés, es considerado el precedente del pensamiento político ilustrado. Su pensamiento, basado en los principios de igualdad y libertad, ejercerá una gran influencia en otros pensadores posteriores. Sus dos principales obras son "Ensayo sobre el conocimiento humano"(1690) y "Dos tratados sobre el gobierno civil"(1690).
Criticó el Absolutismo monárquico, defendiendo el derecho de rebelión contra los tiranos. Fue un firme defensor de la división de poderes, entendiendo que unos debían realizar las leyes (Poder Legislativo) y otros gobernar (Poder Ejecutivo), pero siempre sometido a esas leyes.
Consideraba que todos los hombres son libres e iguales por naturaleza y que era necesario un pacto para mantener esos principios. Este pacto permitiría al ser humano pasar del estado de naturaleza a la sociedad civil, es decir, a la vida en comunidad. También defiende la libertad de pensamiento y de creencias.

Montesquieu (1689-1755)
El Barón de Montesquieu (1689-1755), noble de origen inglés, va a concretar la idea de la división de poderes. Esta división va a constituir una forma de evitar el abuso de poder por parte de los gobiernos y modo de garantizar la libertad de los ciudadanos. En este sentido se manifiesta fervoroso defensor del sistema inglés donde nos encontramos un Parlamento, donde estaban representados los diferentes grupos sociales y encargados del poder legislativo, un poder ejecutivo en manos del monarca y un poder judicial independiente. Todo ello lo defiende en la que fue su mas importante obra "El espíritu de las leyes"(1748). Montesquieu también va a distinguir tres tipos de gobierno: la Repúbluca, la Monarquía y el gobierno despótico, al que criticó vivamente al no existir en él leyes ni reglas y basarse en el terror.

Voltaire (1694-1778).
Voltaire (1694-1778) fue otro de los grandes pensadores de la Ilustración. Fue un enemigo de la intolerancia y el fanatismo religioso, lo que sirvió para que la Iglesia Católica condenara sus obras. Entre ellas destacan "Tratado sobre la tolerancia"(1763) o "Diccionario filosófico"(1764), obras en las que defiende radicalmente el poder de la razón.
Defendió el sistema parlamentario inglés al que consideró muy superior al francés, pues suponía un freno al poder ilimitado de los reyes. Gran defensor de los derechos de los ciudadanos y de la libertad de pensamiento consideraba, sin embargo, que las clases populares debían ser excluidas de la enseñanza.


Rousseau (1712-1778).
Jean-Jaques Rousseau (1712-1778) fue el autor de la obra más destacada de la Ilustración, "El Contrato Social" (1762). Considera a la sociedad como corrupta, dominada por el ansia de riqueza y por la injusticia. Piensa que el hombre es bueno por naturaleza, pero es la sociedad la que lo corrompe. Por ello es necesario que los hombres establezcan unas leyes que regulen la convivencia social, cediendo su soberanía a un poder superior representado por el gobierno y sus instituciones. Esto se realiza mediante un contrato donde se recogen los derechos y deberes de los ciudadanos. Estos organismos deben gobernar por el bien común y en caso contrario las personas pueden rebelarse contra él. Considera a la República como la mejor forma de gobierno y defiende una estructura democrática del poder donde el pueblo es el depositario de la soberanía.


El hombre ilustrado va a sentir la necesidad de transmitir todos sus conocimientos. Esto unido a la existencia en Francia de un grupo destacado de pensadores con una importante actitud crítica y una gran vocación pedagógica va a dar lugar a la edición de la "Enciclopedia" o "Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios", cuyo primer volumen se edita en 1751. Se trata de una gran obra que intenta recoger y divulgar el saber de la época.
Sus directores fueron D'Alembert (1717-1783), matemático, y Diderot (1713-1755), filósofo,que tendrán como inspiración a los grandes pensadores del siglo anterior (Newton, Bacon, Locke...). En 1772 se publicó su vigésimo octavo volumen y en 1780 seis suplementos más. En ella colaboraron los pensadores más destacados de la Francia ilustrada. Traducida a varios idiomas fue la primera de las grandes enciclopedias que contribuyó a erradicar las formas de pensamiento anteriores.